Para liberar al pueblo de Israel de Egipto,
el Señor envía por medio de Moisés y Aarón 10 plagas que incluye la muerte del
primogénito en toda la tierra de Egipto. Para libar de la muerte a los primogénitos
de Israel, Dios establece la Pascua. Cada familia debía sacrificar a un cordero
de un año sin defecto y la sangre debía de untarla en los postes de la puertas
y en los marcos de las ventanas. Esta señal de la sangre del cordero haría que
la muerte pasara de la casa que estuviera marcada y ahí no habría mortandad.
La
sangre servirá para señalar las casas donde ustedes se encuentran, pues al verla
pasaré de largo. Así cuando hiero yo de muerte a los egipcios, no los tocará a
ustedes ninguna plaga destructora.
Este evento tiene un significado teológico
muy profundo. En el evangelio de Juan, Juan el Bautista identifica a Jesús como
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús derramó su sangre en la
cruz del calvario, El fue el sacrificio por nuestros pecados. Todo aquel que
confía en este sacrificio, se arrepiente y confiesa a Jesucristo como Salvador es
perdonado y no sufrirá perdida, es decir, el castigo eterno. El apóstol Pedro
lo pone de esta manera:
18 sabiendo que
fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1
Pedro 1:18-19).
Este es el amor de Dios que nos libra del
pecado, nos perdona y nos da una nueva vida. ¿Has sido rescatado por la sangre
del Cordero?
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