Thursday, July 26, 2012

Anhelando a Dios


En la Palabra
Lectura: Isaías 23 – 27

En el día del juicio, dice Isaías, que el Señor arrasará y devastará la tierra. Varias veces en el capítulo veinticuatro se menciona dice que la tierra será “vaciada y desnudada” (v.1), “enteramente vaciada y completamente saqueada” (v.3), enferma (v.4), contaminada por sus moradores, es decir que se corrompió moralmente (v.5), maldita (v.6). Por la devastación de la tierra la gente querrá huir pero solo encontraran destrucción. Hay un contraste, sin embargo, en los capítulos veinticinco y veintiséis donde hay un canto de alabanza reconociendo a Jehová como su Dios y la justicia de Dios al juzgar la maldad. En un cántico de alabanza Isaías escribe:
 2 Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. 3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. 5 Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo…9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

En la Práctica
Estos capítulos aunque contienen juicio contra Tiro y la devastación de la tierra; también encontramos cantos de alabanza al Señor. Quien ha experimentado el perdón y la misericordia de Dios puede, como Isaías, irrumpir en alabanza. Cómo no decir: con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mi, madrugaré a buscarte…” El amor es tal vez el motivador más grande del ser humano. Es por amor que Dios envió a su Hijo Jesucristo a morir por nuestros pecados y darnos vida. Es por amor y no por temor al juicio que cada uno podemos entregarnos en gratitud y adoración a Dios. Es por amor que el hijo de Dios anhela buscarle cada día de su vida. La experiencia del salmista en el Salmo 63 es similar a lo que dice Isaías:
1 Dios, Dios mío eres tú;
    De madrugada te buscaré;
    Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
    En tierra seca y árida donde no hay aguas,
2 Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
¿Cómo está tu anhelo por Dios?

En Oración
Padre, quiero anhelar tu presencia cada día de mi vida. Te agradezco por tu amor que me ha rescatado por Jesucristo, amén.

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